¿Por qué hacemos lo que nos provoca daño? La estructura del placer.


En la entrada anterior mencionamos los componentes que conllevan a una persona a mantenerse en una relación potencialmente destructiva, a continuación la estructura del placer.

Existen diferentes tipos de placer, básicamente hay dos clasificaciones generales; el placer producido a partir de la realización de un acto gratificante y el placer producido como respuesta defensiva ante una situación de malestar, a este último me voy a referir.

El malestar.
La sensación aversiva, angustia, la maximización, los razonamientos tipo “¿Cómo puedo quererle después de todo lo que me humilló?” son aderezos para intensificar el malestar, es decir, un aumento en los niveles de adrenalina. 
Cuando el cuerpo experimenta malestar tiene una reacción defensiva, un incremento de endorfinas para contrarrestar el dolor. Es justo esa transición la que incrementa la intensidad de la sensación placentera.

La angustia, el dolor, la preocupación y el miedo generan adrenalina, el cuerpo responde con endorfinas, pareciera que ahora si se trata de una “ruptura definitiva” (el pensamiento catastrófico incentiva la angustia junto con su respuesta defensiva). se ha acumulado tanta tensión en la pareja que necesitan buscarse de nuevo para pasar el ciclo: malestar-respuesta defensiva-reconciliación-placer.

Sin embargo la repetición del ciclo produce familiaridad, esta se experimenta como un placer estable y poco intenso, hay poca producción de endorfinas, disminución de dopamina y aumento de oxitocina. 

No están experimentando un problema de pareja, tienen un problema en el deseo, por eso mismo están insatisfechos, necesitan incrementar la intensidad tanto en el malestar para mantener la respuesta defensiva como en el placer de la reconciliación, por eso frases como “¡Ya dijiste eso la otra vez y no cumpliste!” no son un rechazo, sino un desafío, una invitación abierta a intentar algo aún más gratificante.

Las relaciones destructivas proporcionan motivación, el integrante de la pareja se mueve en dos direcciones; lo que puede ser nuestra relación cuando las cosas cambien (futuro), regresar a lo que éramos antes (pasado), la pareja niega el principio de realidad, aborrecen lo que viven actualmente (presente), por eso se refugian en la fantasía, en lo que eran y en lo que pueden ser. De la misma manera la persona puede refugiarse en la fantasía pensando en una futura vida de soltero (a) o en una potencial nueva pareja que le corresponda de la manera que necesita, la persona anhela y vive en la fantasía, la realidad castiga, mientras que en la fantasía, en el acto de desear lo que hace falta se goza, ahí entra la serotonina, una hormona relacionada con la motivación, también otra forma de placer.

Aunque las motivaciones sean ilusorias y aparentes las hormonas son reales, la sensación también y eso es lo único que importa para alguien que tiene un problema en el deseo.

La pareja se ha acostumbrado hasta en su forma de pelear, en su forma de reconciliarse, cuando llega la costumbre ya no hay malestar, característica principal de parejas que han dejado de tener ganas de pelear, se han acostumbrado y ya no experimentan sufrimiento, por lo tanto ya no hay goce y si se intenta lo mismo de siempre ya no hay garantía de placer, hay que intentar cosas nuevas, separarse más tiempo, salir con otras personas, intentar mejorar en terapia, todo lo que sea necesario para reconocer que la situación ya no tiene remedio, se trata de salir de la certeza de la reconciliación para entregarse a la inminente ruptura y a la duda existencial ¿Qué haré sin él/ella?, esta falta constituye la esencia misma del deseo.

En el camino a la reconciliación puedes generar castigos a tu pareja, no contestando las llamadas, no respondiendo los mensajes, salir con alguien más y cerciorarte de que se dará cuenta, cada que puedes observas su reacción, si sufre, manifiesta malestar, llanto, frustración y/o angustia se ha cumplido con el objetivo, ver quebrantada a una persona por obra de mi ausencia constituye una afirmación del yo (narcisismo), es placentero ver sufrir a una persona que anteriormente te generó malestar (sadismo). 

La pareja intenta nuevas e ingeniosas formas de hacerse daño y reconciliarse, la novedad aquí juega un papel importante, produce un placer muy intenso gracias a la dopamina.

Estas personas no están interesadas en una relación, el otro no existe, no desean mejorar ni disfrutar la compañía del otro, aceptarle y adaptarse a su persona, todo se trata del placer y el goce más intenso es el del insatisfecho.

En resumen:
1- Masoquismo: Placer producido por un antecedente doloroso que genera una respuesta defensiva de bienestar (Endorfinas).
2- Familiaridad: Placer estable producido por el ciclo malestar-respuesta defensiva-reconciliación (Oxitocina).
3- Escisión: Placer producido por la negación de la realidad (presente) y la incorporación a la fantasía de lo que “podemos ser” (futuro) o la ilusión de regresar a “lo que éramos” (pasado),(Serotonina, dopamina).
4- Narcisismo: Placer producido por la constante afirmación del Yo, generado por el sentimiento de omnipotencia de provocar daño mediante la superioridad o castigar mediante la ausencia. (Adrenalina). 
5- Sadismo: Placer producido por la provocación del dolor en el otro y/o su contemplación (Endorfinas).

6- Goce: Placer generado mediante la insatisfacción por lo que falta en conjunto con el deseo de lo que no se tiene. (Dopamina, serotonina).



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