¿Cómo enfrentar el duelo? Parte 2.
En la publicación anterior (Puede verla haciendo click aquí)
escribía sobre algunos aspectos fundamentales a considerar al enfrentar un
duelo. El día de hoy te comparto algunas actividades que el doliente puede realizar
para enfrentar esta etapa de la vida con recursos adecuados.
1- Haz
conciencia, las pérdidas son parte de la vida.
Asumir la conciencia de la pérdida no elimina el dolor, sin embargo si puede
eliminar sentimientos de desesperación, angustia y estrés, nos permite estar
dispuestos a aceptar la realidad de la pérdida. Recuerda que toda situación,
experiencia, proyecto y relación, sin importar que sea edificante, destructiva,
apasionante, aburrida o abrumadora llegará a su fin, todo termina y el hecho de
que acabe no es cuestión de mala suerte, algún castigo divino o una mala jugada
del destino, así es la vida y al ser conscientes de esto debemos considerar
disfrutar cada experiencia que vivimos mientras dure.
2- No
te aísles, pide apoyo de tu círculo íntimo. Es importante diferenciar lo que es
necesitar un espacio para encontrarnos con nosotros mismos de un aislamiento emocional,
cada ser humano requiere su propio espacio íntimo y su privacidad lo cual no es
lo mismo que el aislamiento. El aislamiento emocional o afectivo está vinculado
de manera importante con los trastornos del estado de ánimo, la ideación
suicida, trastornos de la personalidad, angustia, ansiedad y adicciones. El
doliente puede sentir que está viviendo una experiencia que nadie más puede
comprender, que su vida se ha detenido, se ha interrumpido y que la vida de los
demás sigue “avanzando”, al experimentar esto puede sentirse incomodo lo cual
lo llevará al aislamiento progresivo. Los familiares, amigos y conocidos del
doliente pueden ser imprudentes al solicitar detalles de la pérdida o al
expresar desafortunadas palabras de consuelo que más que ayudar pueden irritar,
incomodar y hacer sentir mal a la persona, esto estimulará el aislamiento afectivo
lo cual predispone fuertes síntomas de malestar y desesperación. En esta etapa
la persona requiere apoyo y es necesario que al menos familiares y amigos sean
orientados por un especialista para saber cómo brindar un apoyo efectivo a la
persona. Dejar que la persona viva solo esta etapa complicará la elaboración
del duelo. Por el contrario, estudios demuestran que contar con una compañía
comprensiva es bueno para la mente y para el cuerpo.
3- Llora,
desahógate. Todo tiene su lugar y su tiempo, procura hacerlo en un momento
íntimo o con tu círculo de confianza, hacerlo frente a personas que no son
parte de tu ambiente afectivo más cercano genera morbo, especulaciones, chismes,
incluso pueden emitir opiniones antipáticas ya que al no comprender la
situación, las personas suelen opinar sin filtros, evidentemente estas
circunstancias generarán más problemas que soluciones. Elige un lugar, un
contexto, en algunas ocasiones será en tu intimidad, en otras con amigos y
familiares. También es de gran utilidad que puedas consultar a un especialista
(psicólogo o una persona con entrenamiento en tanatología) esta es una manera
efectiva de desahogarte y de ser dirigido en cada proceso del duelo, recuerda
que los familiares y amigos pueden verse limitados o fatigados al brindar el
apoyo. Acudir a terapia sin duda alguna distribuirá el peso de la carga.
Mucha gente
pide que el doliente sea fuerte, sin embargo eso no ayuda, lo que el doliente
necesita es asimilar lo que ha ocurrido, poco a poco procesar que su vida ha
cambiado, que nunca más estará en contacto con la persona que se fue, que la
única manera de poder conectar con esa persona es a través de los recuerdos y
las emociones, ir aceptando cada situación aquí descrita representa malestar,
dolor, tristeza y desasosiego, que la persona reprima sus sentimientos es
nocivo. El llanto es el medio propicio para expresar el malestar y el dolor que
conlleva una pérdida. Evita reprimir el llanto de un doliente, recuerda que la
persona necesita desahogarse, no desesperes, respeta los sentimientos de la
persona, cuida y protege a la persona, si es pertinente conversa con el
doliente, recuerda que hay que escuchar en un 80% y hablar en un 20%, lo que
digas en esa conversación no es para que la persona “supere” la pérdida, es
para comprender sus sentimientos, sus frustraciones y su malestar. Expresa tu
respaldo y tu apoyo, ese desahogo es necesario e importante para que la persona
se tranquilice en ese momento. Durante el duelo estos episodios de llanto son
una constante, con el tiempo irán disminuyendo.
4- Medita,
reflexiona. El llanto es la fuente de desahogo en el duelo, sin embargo no es
lo único que hay que realizar para incorporarnos a la vida cotidiana. Practicar
técnicas de respiración, relajación o meditación son efectivas para organizar
los pensamientos, aprender a canalizar adecuadamente los sentimientos y
recolocar emocionalmente la pérdida. Confirmar el sentido de vida o
replantearlo son momentos importantes en esta etapa. Recuerda que estas en un
momento vulnerable, es importante discernir el tipo de apoyo que buscarás, no
olvides que hay muchas personas que aprovechan la vulnerabilidad de los
dolientes para lucrar, ofreciendo contactar con el espíritu de la persona,
recuperar al ser amado, entre otras cosas. Cualquier creencia que hunda al
doliente en la negación es nociva para la integridad de la persona. Por tanto
hay que considerar un espacio para la espiritualidad que produce bienestar,
calma y equilibrio.
5- Ejercítate.
Estudios han demostrado (Click aqui para mayor información sobre este tema) que una caminata
ligera en un lapso de 10 minutos es útil para mejorar el humor y disminuir los
sentimientos de melancolía, otros estudios demuestran que el ejercicio reduce
la ansiedad y ayuda a sobrellevar el estrés. En conclusión, el ejercicio en una intensidad leve a
moderada produce beneficios inmediatos a nuestro cuerpo y a nuestro estado
anímico.
6- Aprende.
En momentos de crisis es el tiempo adecuado para motivarnos, vamos contra la corriente.
La hormona relacionada con la motivación es la serotonina y es estimulada en
parte al realizar actividades nuevas, busca aquellas opciones que impliquen un
reto intelectual significativo, esto le brinda plasticidad a tus neuronas y
estimula la neurogenia que es la formación de nuevas memorias, de igual forma
está demostrado que las personas que están en constante aprendizaje pueden
manejar de mejor manera las dificultades de la vida y las frustraciones. (Click aqui para mayor información sobre este tema)
No olvides que la persona debe
buscar ayuda profesional cuando:
1- Cae
en un cuadro de depresión clínica.
2- Vive
en aislamiento.
3- Aparece
ideación suicida.
4- Ha
deteriorado su funcionamiento social-laboral.
5- Experimenta
los últimos síntomas después de 2 años de haber experimentado una pérdida.
¿Conoces a una persona que está viviendo esto? Comparte este artículo a quien más lo necesite.
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