Las tres dimensiones de la ansiedad.

Las palabras como ansiedad y angustia comparten la misma raíz indogermánica “angh” que significa estrechez y constricción, también significa malestar y apuro.
Fue la psiquiatría francesa la que diferenció entre angustia y ansiedad; la ansiedad describiría malestar e inquietud del espíritu y la angustia estaría caracterizada por el sentimiento de constricción epigástrica, dificultades respiratorias e inquietud, Es decir, en la ansiedad hay un predominio de síntomas psíquicos y en la angustia un predominio de síntomas físicos. 
De acuerdo a Spielberger, Pollans y Worden (1984), la ansiedad es una reacción emocional que consiste en sentimientos de tensión, aprensión, nerviosismo y preocupación, así como activación o descarga del sistema nervioso autónomo.

Es importante diferenciar entre ansiedad, angustia y miedo, también destacar que la ansiedad es anticipadora, es el precio a pagar por un cerebro que desarrolló la capacidad de pensar en una dimensión del tiempo planteando posibilidades y escenarios, es decir, pensar en el futuro, de esa manera, gracias a las experiencias se podían desarrollar puntos de referencia para poder predecir los eventos de un futuro posible y por supuesto que hemos sacado mayor utilidad de los posibles escenarios catastróficos.

La ansiedad abarca tres dimensiones identificables:
La cognición, mediante pensamientos anticipatorios de tipo catastróficos, maximizaciones situacionales, es decir, la exageración de algunos eventos inofensivos o controlables como si no lo fueran y también la visión de túnel que consiste en centrarse en estímulos negativos aunque el panorama en general luzca favorable.
La sintomatología, mediante la activación inmediata del sistema nervioso autónomo aparecerán los síntomas de la ansiedad: sudoración, dilatación pupilar, temblor, incremento de la tensión muscular, palidez facial, aceleración cardiaca, descenso de la salivación, aceleración respiratoria, incluso palpitaciones, temblores y vómitos.
La comportamental, que consiste en actitudes y acciones enfocadas a la huída o evitación de todo aquello que se interprete como amenazante. 

Ahora que hemos identificado las diferentes dimensiones de la ansiedad es necesario recordar que los clínicos necesitamos atender cada esfera de manera eficiente y oportuna.  

Referencias bibliográficas:
Spielberger, C.D.; Pollans, C.H., y Worden, T.J. (1984), Anxiety disorders. En S.M. Turner y M. Hersen ds.), Adult psychopatology and diagnosis (pp. 263-303), Nueva York: Wiley.    

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