ESPECIAL DE ANSIEDAD: El cerebro prospectivo.

Una de las tantas aficiones que se practican es la de predecir los resultados de alguna justa deportiva o contienda, se llegan a desarrollar algoritmos, formulas estadísticas, rituales o simples corazonadas para asegurar un resultado futuro certero.

Las hipótesis elaboradas por Daniel Schacter sugieren que la capacidad que tiene el cerebro para situarse en el futuro provienen de la memoria episódica, aquella que nos permite recordar experiencias personales, es decir, nuestra memoria recopila información para construir escenarios a futuro, de tal forma nos prepara para adaptarnos mejor a diversas situaciones futuras.


De esta manera es que la memoria funciona para almacenar información útil, para elaborar simulaciones de escenarios posibles en el futuro y permite evaluar potenciales riesgos aunque también experimentar sus estragos. 

Algunas distorsiones cognitivas que acompañan a los cuadros de ansiedad son la visión catastrófica (pensar un futuro terrible), la maximización situacional (sobredimensionar un evento) y la visión de túnel (centrarse solo en los aspectos negativos de un evento), ahora sabemos que se deben a la información que hemos almacenado vía experiencias personales o experimentadas en “cabeza ajena”, es decir, un precio a pagar por un cerebro dedicado a anticiparse a los riesgos futuros.

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